LOS ZIGARROS: ACANTILADOS
Tras unos pocos años de silencio desde su último trabajo de estudio, Los Zigarros regresan a la cabecera de la actualidad nacional con un disco que mira hacia el futuro sin que esto signifique renunciar a los estándares de su sonido, tan clásico y reconocible como siempre lo ha sido. Después de una escucha del nuevo álbum de Los Zigarros, Acantilados, podemos decir que no desmerece frente a los anteriores pasos de su carrera.
La primera novedad viene del hecho de que Ovidi y los suyos hayan decidido cambiar de compañía, desde Universal a Cultura Rock Records. El productor también es otro, nada más ni nada menos que Leiva. Por lo demás, la esencia de Los Zigarros permanece intacta a través de los once temas que componen Acantilados.
Aquí hay rock de corte clásico, con riffs de la vieja escuela, melodías reconocibles y una actitud fácil de asimilar. Los sonidos puramente stonianos permanecen intactos y el grupo continúa la estela que ya iniciase con aquel no tan lejano debut de 2013. Como novedad, puede decirse que los teclados aparecen aquí con mayor frecuencia e intensidad y que el amor está más presente en las letras de las canciones.
Todo lo que ya auguró su primer avance, Aullando en el desierto, y se confirmó con la guitarrera Rock rápido queda validado al finalizar los últimos acordes de El monstruo. Por el camino habremos sido testigos de una más que notable colección de canciones que ofrecen momentos de gloria como No pain, no gain, Acantilados o 100.000 bolas de cristal, un tema que además llama la atención por su ritmo un tanto más bailable, incluso discotequero podría decirse.
Con Acantilados, en definitiva, Los Zigarros se sujetan con fuerza en el podio del rock clásico en España y se muestran como claros herederos de otras bandas que los precedieron, grupos como Burning, Tequila, M-Clan o Buena Noches Rose, por mencionar algunos.
Los Zigarros, Acantilados (2023)
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