
GRAVEYARD: 6
Yo a Graveyard llegué tarde. Cuando me subí a su tren anunciaban su incipiente reunión tras un breve tiempo separados. O estaban a punto de hacerlo; da lo mismo. El caso es que lo primero que escuché de ellos, años después de su publicación, fue Lights out. Todavía recuerdo cómo me sorprendió su sonido. Todo lo que ahí había era familiar, pero tratado desde una perspectiva oscura y pantanosa que al mismo tiempo sonaba novedosa. Esta nunca ha sido una de mis bandas de cabecera, pero sí que ha sabido ejercer sobre mí una especie de extraña fuerza centrípeta que me obliga a revisarlos de vez en cuando. Y, claro, esta atracción se reactiva en momentos como este, cuando sale al mercado un nuevo disco de Graveyard, 6.
Lo que resulta más evidente al enfrentarse a su nuevo trabajo es que no se han comido demasiado la cabeza con el nombre. Luego, lo que más llama la atención es ese levantar el pie del acelerador que impregna todo el disco. Por lo general, las nuevas canciones resultan más calmadas, se mueven más entre las líneas de esos medios tiempos que tan bien dominan los suecos y dejan que los arrebatos más enérgicos se amontonen en menor cantidad. Esto puede resultar confuso para alguno de sus más acérrimos seguidores, aunque lo cierto es que no afecta en casi nada al resultado final. Al menos, bajo mi punto de vista.
En general, la clave del sonido del grupo está aquí intacta. El conjunto es oscuro, desértico y suena a rock, psicodelia y blues en su vertiente más arenosa y densa. Hay algo sesentero o setentero que todo lo cubre. Twice es puro clasicismo y por aquí y por allá dejan verse trazas de grupos como The Doors (esa voz en I follow you o esas melodías de Breathe in, breathe out). En general, 6 resulta un trabajo cohesionado y coherente con la evolución de la banda. Los momentos más tranquilos tienden al preciosismo e incluyen hasta coros femeninos en un par de ocasiones, los medios tiempos saben sonar machacones y delicados a la vez y los tramos potentes recuerdan las épocas más duras. En general, el nuevo disco de Graveyard, 6, es un trabajo que no defrauda.
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