ROYAL BLOOD: BACK TO THE WATER BELOW
El regreso de Royal Blood a la actualidad discográfica es también la constatación de que el dúo británico afianza con fuerza lo que ya aventuraba en su anterior trabajo, Typhons. Esto, en parte, quiere decir que los nostálgicos del sonido original de la banda pueden sentirse un poco defraudados por esta nueva entrega ya que, si bien este es un notabilísimo ejercicio musical, los momentos más intensos de su pasado no están aquí tan presentes. Leyendo opiniones por aquí y por allí, a uno le queda claro que hay seguidores del grupo que no han quedado satisfechos con el resultado del nuevo disco de Royal Blood, Back to the water below. No es nuestro caso.
Mike Kerr y Ben Thatcher han facturado un álbum que suena más acomodado de lo habitual, pero que contiene una colección nada despreciable de canciones que ocupan poco más de media hora de duración (otro de los aciertos del disco). Además del innegable trasfondo rock que los encumbró en 2014 como uno de los grupos más prometedores del panorama internacional, aquí pueden verse algunos arrebatos experimentales mediante sonidos y arreglos de corte pop e incluso sesentero (There goes my cool).
Las nuevas canciones suenan honestas y maduras, como corresponde a un grupo en evidente evolución. Los riffs marca de la casa siguen siendo la piedra angular de las composiciones y los momentos de intensidad se mueven con soltura entre melodías rock y blues. A la hora de valorar su propuesta, hay que tener siempre presente que Royal Blood no solo es un grupo de dos componentes, es que, además, ni hay guitarras entre sus instrumentos ni se las echa en falta. Para muestra, bien valen como ejemplo canciones como Mountains at midnight, Shiner of the dark, Triggers, High waters o Waves.
Tal vez se añore una pizca más de intensidad, pero Back to the water below es un claro ejemplo de cómo hacer buen rock en 2023.
Royal Blood, Back to the water below (2023).
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