LORD HURON Y SUS HISTORIAS DE LO DESCONOCIDO: STRANGE TRAILS

LORD HURON Y SUS HISTORIAS DE LO DESCONOCIDO: STRANGE TRAILS

El Superior es el más extenso de los Grandes Lagos. Cuenta con una superficie de ochenta y dos mil kilómetros cuadrados que lo convierten en la formación lacustre de agua dulce más amplia del planeta. Se trata de una enorme superficie líquida a la que, sin embargo, poco tiene que envidiar el lago Hurón, ubicado ligeramente al sureste del anterior sobre un vasto terreno compartido entre el estado de Michigan y la provincia canadiense de Ontario. Con absoluta seguridad, esta zona estuvo poblada durante siglos por nativos americanos. La civilización colona, misioneros jesuitas y franceses en su mayor parte, se establece en las orillas del Hurón a partir del primer cuarto del siglo XVII. Más de trescientos años después, la familia Schneider visita sus orillas con asiduidad durante repetidos periodos vacacionales.

La larga sombra de los lagos

Ben Schneider nace y crece en Okemos, Michigan. Estudia Artes Visuales y en 2005 se traslada a Los Angeles siguiendo el rastro de otros tantos aspirantes a famoso con guitarra. Ahí, en la costa opuesta del país, comienza a componer, actuar en solitario y a configurar lentamente las bases de su proyecto. Durante algunos bolos se deja acompañar por una serie de músicos que en 2010 pasaron a ser compañeros fijos de una formación estable. A la hora de buscar un nombre, Ben tiene bien presente aquellos veranos en los Grandes Lagos donde pasó imborrables momentos rasgando cuerdas a la luz de una fogata. Así, en homenaje a su tierra natal y a su masa de agua favorita, la nueva banda queda bautizada como Lord Huron.

Lord Huron

Strange trails es el segundo disco del grupo. Se publicó en 2015 y desde el principio se concibió como un complejo proyecto narrativo y audiovisual con ecos cinematográficos y una sonoridad totalmente forrada por un aroma evocador de los años cincuenta y sesenta del siglo pasado. Los ritmos predominantes tienen ecos de rock & roll y folk, todo bajo una pátina serena y embaucadora en la que se pueden adivinar ramalazos más contemporáneos, algo de surf e incluso un poco de pop. En general, el disco goza de una ambientación tirando a oscura y en ocasiones tétrica que encaja a la perfección con el “14 canciones de lo desconocido” que se anuncia en su portada.

Un disco hecho de historias

Este es un trabajo meticulosamente preparado para el que Ben Schneider ideó un complejo entramado argumental. La concepción general se presenta bajo una antología de relatos protagonizados por personajes que tienen como nexo común un bar llamado George’s Place. Paradójicamente, esta tasca no se menciona directamente en ninguna de las canciones de Strange trails, pero sí que aparece en su libreto interior y puede visitarse a través de un videoclip. Así, el disco sigue las vivencias más o menos cruzadas de gente como el enigmático Buck Vernon y su viaje en busca del amor de Lily, una mujer casada con un mastodonte con pintas de leñador camorrero que frecuenta las mesas de George’s Place y responde al nombre de Big Jim. Junto a ellos encontramos a una cantante camboyana de misterioso pasado llamada Francine Lu, al grupo de pandilleros The Wolrd Enders o a los Phantom Riders, una banda de rockabilly liderada por el también pendenciero Dave Redmayne.

Por supuesto, es posible disfrutar de este disco sin atender al argumento que subyace en él ya que las historias que se narran también pueden ser tomadas de manera individual, como composiciones independientes. Aquí no falta de nada; hay relatos de amor imposible, visiones fatalistas y presagios, tumbas parlantes, muertos que no quieren descansar bajo el suelo y otros cadáveres andantes en busca de sangrientos ajustes de cuentas. Todo ocurre de noche a través de carreteras de líneas amarillas, garitos peligrosos o bosques plagados de espíritus. Y esa ambientación es clave para la escucha de un trabajo que se centra especialmente en crear atmósferas a través de la música y alcanza niveles que van desde el preciosismo de muchas melodías a otros ritmos más vigorosos que, sin embargo, no necesitan recurrir a una intensidad especialmente palpable.

Lord Huron

Strange trails, de Lord Huron, más allá de sus letras

En muchos casos los temas de Strange trails se suceden sin dejar espacio entre ellos, creando mecanismos de transición sonora que dan mayor sentido de unidad al conjunto. Como ya se ha mencionado, todo lo que suena tiene un regusto a décadas pasadas y, en general, se desarrolla desde un clima común que, en ocasiones, puede dar cierta sensación de monotonía. Sin embargo, se trata de un disco que se disfruta de principio a fin, desde ese “Yes, I know that love is like ghost. Oh, few have seen it but everybody talks” inicial hasta los últimos acordes de The night we meet, canción que catapultó a Lord Huron hasta el Olimpo de la música popular gracias a su inclusión en la banda sonora de la serie Por trece razones. Al final, lo que queda claro es que Ben Schneider está dotado de una sensibilidad especial a la hora de construir melodías y que estas se ajustan perfectamente a su voz.

Por su parte, la instrumentación del disco es precisa e impecable, pero da la sensación de que su objetivo está más cercano a construir el ambiente a través del cual se desarrollan las historias que a buscar el exhibicionismo u ofrecer momentos virtuosos. Como ejemplo, quedan para la posteridad excelentes canciones como Meet me in the Woods, La belle fleur sauvage, The world ender, Fool for love o las ya mencionadas Love like ghosts y The night we meet.

Parece ser que la ambición de Ben Schneider por dar forma a un universo propio no quedó del todo satisfecha con este trabajo y el compositor aplicó la misma fórmula en su siguiente disco, Vide noir. Este se presentó en sociedad en 2018 bajo una línea conceptual basada en las historias detectivescas clásicas y, sorpresa, estaba protagonizado por muchos de los personajes que ya deambulaban por Strange trails. Pero ahí no quedó todo, porque los arcos argumentales que pudieron quedar sueltos se remataron en 2022 mediante una película con guion del propio Schneider y música de, claro, Lord Huron.

Imágenes de friedoxygen y Strange Biology.

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