SOBRE EL CIERRE DE SALAS DE CONCIERTOS. UNA CHARLA CON TORI SPARKS (PARTE 2)

SOBRE EL CIERRE DE SALAS DE CONCIERTOS. UNA CHARLA CON TORI SPARKS (PARTE 2)

Continúa nuestra charla con Tori Sparks. Hasta ahora hemos escaneado la escena actual tratando de hallar las razones que han contribuido al cierre de salas de conciertos durante los últimos tiempos. La falta de apoyo por parte de las administraciones, la avaricia y la especulación, abusivas maquinarias de marketing, malos hábitos, prácticas paralelas a la legislación vigente y transformaciones en el modo de apreciar la cultura son algunos de los elementos que han dibujado un mapa que se antoja un tanto desolador, o al menos preocupante. Quizá sea el momento de cambiar de rumbo en la narración. De dejar a un lado los porqués y centrarnos en el cómo, de tratar de definir soluciones para un problema que ya ha quedado suficientemente expuesto.

Pero antes, sin embargo, nos concedemos un breve lapso de tiempo para la nostalgia y el recuerdo de algunos espacios ya desaparecidos.

Echar la vista atrás. Las salas de conciertos añoradas por Tori Sparks

Supongo que la melancolía es un sentir común, aunque no constante, para muchos de los que nos agolpamos con mayor o menor asiduidad frente a modestos escenarios. Imagino que muchos de nosotros atesoramos entre los recuerdos algún lugar que ya no existe y en el que se han invertido horas, noches y buenas cucharadas de ratos memorables. Yo, al menos, los tengo.

A Tori Sparks le sucede lo mismo. Aunque su punto de vista cuenta con el doble filo de haber conocido determinados locales tanto como espectadora como desde el escenario. Son muchos los casos vividos, pero de entre todos ellos hay uno reciente que la ha afectado especialmente, uno sobre el que, dice, concedió durante los últimos meses de 2023 más entrevistas que sobre su propia carrera. Hablamos de Café Rock & Roll, en Barcelona. “El vínculo que tenía con este sitio era muy fuerte; siempre hablaba de él con el mismo respeto, como si fuera el estadio olímpico en lugar de una sala musical muy pequeñita; porque para mí y para muchos otros músicos fue un lugar clave, tanto a nivel personal como desde el punto de vista de la escena local”.

Tori Sparks. Cierre de salas de música. Foto de Frank Eggers

”En Nashville – recuerda – hay un sitio que se llama The Bluebird Cafe, también es un lugar físicamente pequeño. Casi no tiene escenario y la decoración es cutre. Pero es un sitio donde ha tocado todo el mundo: Taylor Swift, Garth Brooks, Keith Urban, Vince Gill, Kathy Mattea, Faith Hill… toda la gente famosa del mundo del country ha actuado ahí en acústico. Hay gente que viene de todo el mundo para verlo, porque es muy importante en el sentido de las salitas de las que aquí estamos hablando”.

“Es como el corazón del mundo de la música de cantautor en Nashville. Y este sitio, Café Rock & Roll, aquí en Barcelona, fue eso mismo para mí y para tantos otros, pero era más bien el corazón del mundo del cantautor en los estilos de rock y blues, en lugar de country. Era tan pequeño y no tenía casi ni escenario, pero el ambiente era súper acogedor y súper chulo, muy roquero. Pero además, como público, ibas y veías actuar a gente que normalmente toca en escenarios mucho más grandes, como Joni Herrero, de A Contra Blues; como la banda Luz Verde, que fueron nominados para los Grammy Latinos; o el harmonicista y pianista Víctor Puertas, y otros más. Actuaban ahí por el gusto de hacerlo, porque les hacía sentir bien. Era como estar en casa, donde podías probar tu material nuevo con seguidores de música de verdad: con tus fans, pero también con gente que no te conocía pero que iba allí sabiendo que ese era el lugar donde había que estar si querías escuchar música de verdad en formato acústico. En los últimos años, después de la pandemia, cada vez más turistas empezaron a ir porque la reputación de este lugar creció mucho. Entonces ya no solo encontrabas gente local, que ya vale mucho, también podías tocar para un público cada vez más internacional”.

“Todo esto fue construido por Begoña Pérez, que ni era la propietaria, era la encargada, pero se ocupó de crear una comunidad de músicos, de fans, de público y de gente como no he visto en muchos lugares en mi vida. Y este sitio… me ha roto el corazón el hecho de que lo hayan cerrado, de verdad, especialmente porque la dueña ha decidido cerrarlo y venderlo muy de repente y afectó mucho a la comunidad de los músicos aquí. Pero bueno, tenemos los bonitos recuerdos de los últimos nueve o diez años y ha sido un lujo participar en lo que se ha construido ahí. Sin lo que Begoña hizo en este lugar, la escena de música local no hubiera sido lo mismo, de verdad”.

Tori Sparks. Milano Club. Foto de Frank Eggers

“Otro local que me dolió mucho cuando cerró (a mí y a mucha gente) fue Rocksound. No tenía tanto vínculo con ellos como tenían otros músicos, pero fue uno de los primeros sitios donde toqué cuando estaba de gira por Europa, cuando todavía vivía en Estados Unidos, antes de mudarme aquí. Y siempre era un sitio que te daba mucho, independientemente de si estabas actuando, viendo un concierto o simplemente tomando algo después de haber actuado en Razzmatazz, que está justo en frente de donde estaba este club.”

“Era como las salas de rock antiguas, totalmente auténtico, y Javier Ezquerro, uno de los promotores que trabajaba mucho allí antes de su fallecimiento, fue alguien que hizo mucho para la comunidad de la música en directo. Él y sus compañeros programaron música que no veías en ningún otro lado en Barcelona; Malcolm Holcombe, por ejemplo, y otros artistas tanto locales como internacionales de súper buena calidad. Yo toqué ahí solo un par de veces, pero este sitio fue una gran pérdida para la ciudad de Barcelona”.

“También otros como, por ejemplo, Milano, que acaba de desaparecer (aunque en este caso hay rumores que van a intentar abrir en otro lugar), o el HonkyTonk Blues Bar. Estos dos fueron también una pérdida gigante para la ciudad porque exponían música auténtica y su objetivo fue siempre la música, no solo ver a cuánta gente podían tener ahí tomando copas. Que también es importante, obvio, porque tener una sala es un negocio, pero esto no debería ser lo único que importa, o al menos no mucho más que la parte musical”.

Concierto. Salas de música

“Había otro sitio que no he mencionado y que se llamaba La Revolta; era más bien un bar, un restaurante, no tanto un espacio de música. Pero hacían vermuts musicales los domingos y era impresionante ver cómo un lugar que no parecía nada a nivel musical se convertía en una sala en directo los fines de semana. A veces he hecho conciertos ahí con la sensación de estar tocando en un lugar muchísimo más grande, a nivel de la emoción y el feedback de la gente, y las ganas de estar, el respeto con el que nos trataban, tanto por parte del público como de las dueñas”. ¿Un último recuerdo? “L’Oncle Jack, en L’Hospitalet de Llobregat, que programaba desde artistas principiantes a gente famosa como Shuarma, el cantante de la banda Elefantes, por ejemplo, que hacia ahí conciertos acústicos. Hemos tocado ahí muchas veces. Es otro lugar súper pequeñito pero con una reputación de mucha calidad. Lo han tenido durante más de veinte años, funcionando solo, sin ayudas, y acaban de cerrarlo también. Dicen que quieren traspasarlo a alguien que seguirá con la música en directo; ya veremos”.

“Pero hay más casos: el club de rock Sidecar, en Plaza Real de Barcelona, se traspasa y ya veremos si siguen con la música o no. Es una epidemia, sin exagerar”.

La cosa parece clara: al final, el tamaño sí que importa; al menos si hablamos de salas de conciertos. “Creo que la razón por la que muchas veces no reciben suficiente apoyo o respeto es porque cuando algo es pequeñito físicamente, la gente lo ve como no muy importante, o al menos no tan importante como un lugar más grande, con más luces y máquinas de humo, etcétera. Pero los diamantes son pequeños; suena muy kitsch decirlo de esta manera, pero estos sitios eran diamantes por lo que representaban para la comunidad local a nivel musical, cultural y muchas veces personal”.

Tori Sparks. Sobre el cierre de salas de música. Foto de Begonya Pe

Soluciones para frenar el cierre de salas de conciertos

A la hora de plantear qué medidas deberían tomarse para evitar que nuevos escenarios cierren definitivamente, la conversación vuelve a girar inmediatamente en torno al eje central de este tema: la desprotección o el ninguneo de las salas pequeñas por parte de la administración.

“¿Qué medidas se deberían tomar? – se pregunta Tori a sí misma – Pues poner a un ministro de Cultura que sepa de cultura, por ejemplo. La gente en una posición de poder tiene que empezar a pensar en la música como algo imprescindible para su ciudad o su país; también en la música como un producto que quieren vender, claro que sí, pero un producto que sea bueno. No es simplemente vender y ya está. Necesitamos gente que le apasione la música, porque si no es solo una industria de marketing y la música acaba siendo el juguetito que viene gratis en la caja de cereales; el regalo de plástico que viene con la experiencia que están vendiendo. Y no puede ser, no tiene sentido. Esta actitud destroza la cultura”.

“Veo muy grave lo que están haciendo algunos que tienen poder: convertir la música en solo un vehículo de marketing y nada más, como suelen hacer últimamente con algunos de los macrofestivales. Porque al final hay muchas maneras de vender y no hace falta destruir la cultura para hacerlo. La gente en posición de poder puede hacer un cambio realmente importante: deberían empezar a poner un poco de énfasis en lo que hay detrás de lo que están haciendo. Si no se da ningún tipo de valor, ni económico ni cultural, a todo lo que representan las salas de conciertos pequeñas ni al trabajo que hace el músico, ¿dónde vamos?”.

Una responsabilidad compartida

Sin embargo, la responsabilidad de emprender acciones que puedan frenar el cierre de salas de conciertos no puede venir exclusivamente de las entidades públicas. Como ya ha quedado claro con anterioridad, son muchos los factores que han propiciado la situación y, como tal, la carga debe sustentarse sobre diferentes hombros. Así, ante la pregunta de quiénes deberían aplicar las medidas necesarias, Tori es tajante.

Concierto de jazz

“Pues todos: las salas, los gobiernos, las promotoras, los programadores de festivales, todos tienen que poner de su parte y esto va a suponer un mayor esfuerzo que simplemente programar bandas de tributo, que sabes que van a llenar la sala, o al mismo artista del otro macro festival que sabes que también va a llenar. Entiendo que es más difícil hacerlo de esta manera, entiendo que todo el mundo está cansadísimo después de los años que hemos vivido con la pandemia y todo esto. Entiendo que algunos festivales y las salas de conciertos están haciendo lo que pueden para sobrevivir, y que a los gobiernos estos asuntos de música y cultura quizás les importan menos que otras cosas que están pasando en el mundo. Pero a mí me encantaría que los gobiernos empezasen a ver la cultura de su país o de su ciudad como un bien intangible, como un valor básico de su tierra, un patrimonio sin el cual no seríamos nosotros”.

“¿Cómo arreglar esto? Pues yo creo que el gobierno tiene que hacer respetar sus propias leyes. Porque en la misma ley que se dice que una sala no puede alquilar el espacio a un artista, excepto bajo circunstancias muy concretas y específicas que casi nunca cumplen, también se dice que si una sala o una promotora contrata al músico tiene que darle de alta, no puede pedir una factura. Pero si el propio gobierno no da de alta a los músicos cuando les contrata para un festival patrocinado por la ciudad, si hasta grandes promotoras que organizan grandes festivales no dan de alta a los músicos, ¿por qué iba a hacerlo una sala? Es triste pero es lógico a la vez”.

“Los músicos también deberían informarse sobre sus derechos y, cuando sea posible,  decir que no a contratos abusivos. Digo ‘cuando sea posible’ porque todos y todas hemos vivido situaciones en las que intentas negociar y te dicen: ‘pues firmas o no tocas’, y ya está. Hay situaciones en las que ves que tienes que firmar algo que no es ni legal ni ético; es eso o no poder pagar a tu equipo, o no pagar tu alquiler este mes. Pero no deberían ponernos en este tipo de dilemas. La música es un trabajo que merece un mínimo de respeto y dignidad, igual que cualquier otro trabajo”.    

“Porque aunque hay algunas salas de conciertos, promotores y festivales que tratan estupendamente bien a los artistas, hay otros que no lo hacen. Deberían tratar al músico como un aliado en lugar de como a un enemigo; nunca he entendido estas negociaciones pocas claras. Sé claro con el presupuesto, ofrece lo que puedes pagar; en la mayoría de los casos habrá manera de llegar a un acuerdo. Además, si la artista está de gira y necesita cerrar la fecha, incluso a veces aceptará condiciones menores de las que hubiera querido”.

“Y claro que los músicos también tienen su responsabilidad. Que el músico apoye a la sala promocionando los bolos todo lo que pueda. Pero sabes que la psicología de un o una músico es interesante: que la sala pague bien al músico, que lo trate decentemente o que colabore con el artista para promocionarse mutuamente hace que el o la artista trabaje aún más para asegurarse que vaya bien el concierto, no al revés. No sé, hay que verlo todo un poco más sano en lugar de: ‘bueno, ¿cómo engaño a quién para ganar un euro más?’ Actuar de esta manera nos convierte en un montón de serpientes comiéndonos unas a otras, y no tiene ningún sentido”.

“En fin, la respuesta corta sobre quién tiene que aplicar a estas medidas. Empezando por el gobierno, más apoyo económico y de otras formas para artistas independientes y para las salas locales; no solo a las grandes, también a las medianas y pequeñas. Apoyo para los festivales, claro, pero comprendiendo que sin esta otro red de salas de conciertos, la ciudad o el país no sería lo mismo. Luego, las salas y promotores (las que lo hacen, claro) no deberían aprovecharse de los artistas ofreciéndoles tratos mafiosos solo porque pueden. Tienes el privilegio de ofrecer música en directo a tu ciudad, entonces elige bien, elige lo que tu corazón te diga, haz que esta música valga la pena y busca la fórmula para presentarla en la ciudad”.

“Si el gobierno estuviera ofreciendo subvenciones que tuvieran sentido, quizás las salas podrían pensar un poco más así en lugar de estar desesperados por mantener sus puertas abiertas. Y sobre los músicos, creo que cualquiera con el que hables estará totalmente a favor de hacer lo que puedan para que las salas de conciertos pequeñas y medianas sobrevivan, porque amamos estos sitios, son importantes para nosotros”.

Soplos de esperanza. No todo va a ser malo

Llegados a este punto hay que romper una lanza a favor de aquellas iniciativas que, ya sea por parte de la administración pública o desde manos privadas, sí que trabajan para poner en valor la cultura en sus diferentes facetas. Por suerte, este país todavía cuenta con buenos gestores y no sería justo eludirlos, pasar por encima suyo como si no existiesen. Así, en ocasiones los gobiernos locales crean programas que facilitan el acceso de la música al público mediante la bonificación o la gratuidad de actuaciones que, si bien es cierto que no siempre tienen lugar en salas de sus ciudades, sí que suponen notables soplos de aire fresco frente al yermo habitual. Ciudad Sonora, en Oviedo, o Música al Raso, en Zaragoza, podrían ser dos ejemplos, pero hay muchos más. Tori Sparks tiene su propio caso.

Tori Sparks. Cierre de salas de música. Foto de Ivor Lugo

“A nivel público, el año pasado participamos en un ciclo que se llama Barcelona Districte Cultural y que nos programó cinco conciertos en cinco centros cívicos durante toda la primavera para presentar nuestro último proyecto, El mar electric. Esta iniciativa mola mucho porque no es solo músical, también hay circo, baile, teatro… arte, cultura en general. La idea es llevar la cultura al barrio. Me gustó participar aún más porque era bastante obvio, al menos desde mi punto de vista, que los programadores invirtieron tiempo en buscar cosas diferentes, cosas de calidad. Se agradecía el cariño que se puso detrás de todo. Creo que vale la pena mencionarles aunque no apoyasen a las salas exactamente, porque programaban en centros cívicos y culturales. No es exactamente el mismo asunto del que hablábamos antes, pero creo que aportan algo importante a nivel cultural y sé que hay otras iniciativas en otras ciudades que hacen lo mismo”.

“Pero, honestamente, no conozco ninguna iniciativa pública, al menos en España, que programe en salas de conciertos, que apoye a la red de salas. Todas son en otros ambientes; en parques, en museos o en centros cívicos. Y esto mola mucho y me alegro de que existan, pero ¿por qué el gobierno no puede proponer, con el presupuesto cultural del año que viene, hacer algo así en las salas de la ciudad? Podría ser una buena idea, una manera de apoyarlas”.

En cuanto a programas privados que organicen conciertos dentro de una red de salas, Tori solamente ha trabajado con una iniciativa, CurtCircuit, o con promotoras privadas que programan conciertos sueltos. Sin embargo, en la conversación saltan varios nombres como Girando Por Salas, Artistas en Ruta, o SON Estrella Galicia.

Más allá del muro. ¿Es España un caso único?

Tori Sparks ha actuado en Estados Unidos y en España, pero es una asidua usuaria de escenarios alemanes y de otros rincones del continente europeo. También ha tocado en Marruecos y otros muchos lugares del mundo. Ya hemos hablado de la realidad española, ahora ha llegado el momento de compararnos con lo que está pasando fuera de nuestras fronteras. De sacarnos los colores, o no.

Para empezar, conviene dejar claro que determinados aspectos no varían, que no son pocos los casos en los que el fondo es el mismo. “Hay lugares que lo hacen mejor o peor. En muchos países de Europa hay apoyo económico para iniciativas sociales, y me alegro, pero en demasiados casos acaban dando dinero a muchos sectores excepto a los que importan: la educación, la medicina, la cultura, cosas que al final afectan a tu cuerpo, a tu mente y a tu alma”.

“Dicho esto,  hay cosas buenas y malas en todos los sitios, y cada país funciona un poco diferente. Por ejemplo, en Alemania muchas salas de conciertos solo trabajan con promotoras locales. Quiero decir que si no trabajas con un promotor del lugar no te programan, porque la función de una sala es básicamente ser una sala. Así que es muy difícil que te programen si no conoces a un promotor local, excepto en algunos casos. Pero cuando les conoces, entonces te tratan de puta madre y te pagan bien. No hablo solo de dinero, es también el trato humano… es tan bueno. Por eso volvemos tanto a Alemania a tocar. No hacen eso de intentar cobrar a los artistas para actuar, nunca, es otro tipo de concepto. Su idea es que si creen que vales la pena, te contratan, y si te contratan, te tratan con dignidad. La mentalidad es distinta”.

Tori Sparks. Foto de Christian Espinel

“En otras partes de Europa, al menos a las que yo he viajado, la manera de actuar va más en esta línea que en la española. Y no lo digo con la intención de ofender a nadie de aquí, es así. Lo digo con todo mi cariño; me mudé aquí en 2011 porque amaba Barcelona y la sigo amando, y amo Cataluña y amo este país. Mi familia adoptiva son mis músicos y mis amigos. Y a nivel musical he aprendido mucho aquí. Me encanta. Pero el problema es que, a pesar de tantas cosas positivas y tanto talento musical en este país, el panorama de la música en directo en España es cada vez peor, y esto hace difícil ganarse la vida si no quieres estar de gira constantemente. Cuando me mudé estaba bien, pero ahora hay muchos más problemas y no veo que estén mejorando”.

“No quiero decir que todo sea malo, solo que me preocupa el futuro. Los fans que tenemos aquí en España son la hostia. Nos tratan tan bien, nos siguen y me siento tan afortunada con toda la gente que conocemos. Hay muchos sitios donde te tratan de puta madre, incluso pequeños festivales como el Festival de Blues de Barcelona o el Festival de Blues de Burlada, pero al igual que sucede en el caso de las salas pequeñas, los eventos que menos recursos tienen suelen ser los que más se matan para tratar a los y las artistas lo mejor que pueden. Pero, repito, sí que es verdad que a veces la relación entre los músicos y quienes programan la música es como de antagonismo, no sé por qué. Y me encantaría que no fuera así, porque cuando vas a otros países es todo más fácil en este sentido, y es una muestra de que se puede funcionar de otra manera. La excusa que muchas veces he oído es que, bueno, España es así. No la acepto. Funcionar así (o no) es una decisión”.

Sin embargo, la crisis de la escena musical parece ser global; con sus pequeños matices regionales pero, en esencia, afecta a todo el mundo. “La escena internacional también ha cambiado mucho. – dice Tori – Ahora es cada vez más difícil en Europa y también en Estados Unidos. Solo que aquí lo veo más pronunciado por la falta de coherencia entre lo que dice la ley y cómo se aplica. Me preocupa como profesional de la música y también cómo ciudadana”.

Hasta aquí llega la segunda parte de nuestra charla sobre el cierre de salas de conciertos. Sin embargo, todavía nos queda sitio para una entrega más, una en la que abordaremos aspectos relacionados con el modo en el que deben establecerse las relaciones legales y contractuales entre músicos, salas y promotores. Un tema que resulta fundamental para comprender en profundidad determinados aspectos de la industria musical.


Tori Sparks. Razzmatazz. Foto de Luis Lecumberri
Compárteme

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

Los datos de carácter personal proporcionados al rellenar este formulario serán tratados exclusivamente por el responsable de esta web. La finalidad de la recogida y tratamiento de los datos solicitados en este formulario es la de responder al usuario de acuerdo a su solicitud. Al introducir sus datos personales, el usuario acepta expresamente nuestra política de privacidad. No introducir los datos solicitados podrá acarrear la imposibilidad de atender tu solicitud. Puedes consultar toda la información adicional y detallada en nuestra política de privacidad.