WILLIAM THE CONQUEROR, UN GRUPO QUE VALE LA PENA
La primera vez que escuché hablar sobre William the Conqueror pensé que su nombre era terrible. Que era como si en España un grupo se llamase Alfonso I el Batallador, con toda la amalgama de connotaciones que puede acarrear una decisión de ese calibre. Varios años después sigo opinando lo mismo. Pero ahora me importa un poco menos porque la banda inglesa se ha convertido en uno de los descubrimientos más interesantes que he hecho en los últimos tiempos.
Ruarri Joseph, el padre de la criatura
Tras William the Conqueror se encuentra Ruarri Joseph, nacido escocés en 1982 y residente en suelo inglés desde su primera juventud. Ahí, a medio camino entre la capital y el condado de Cornualles, Ruarri desarrolló una carrera musical en solitario que comienza a tener proyección discográfica cuando en 2006 llama la atención de Atlantic Records tras publicar un ep que lleva por título All substance & no style. Al año siguiente graba Tales of grime & grit, el primer largo de los cuatro que componen su camino como cantautor.
Parece ser que Ruarri siempre ha sido un tipo con las cosas claras. El eterno aspirante a músico profesional que ha desgastado las baldosas de todos los garitos de Londres a base de bolos mal pagados, tocando en solitario o en compañía de precarias bandas de las que probablemente no queden registros de ninguna clase. Esta autenticidad quedó patente en 2008 cuando, tras dos años de relación, prefirió dejar el confortable amparo de Atlantic Records para grabar su segundo disco en el cobertizo de su jardín, un espacio tan pequeño que, dicen, obligó al músico a meter y sacar constantemente los diferentes instrumentos que empleaba durante el proceso. El propio Ruarri realizó unas curiosas declaraciones en las que afirmaba que bajo su anterior sello se veía exclusivamente como “un activo, básicamente como el neumático de un coche”. A lo que añadía, “si ellos quieren, pueden fundirme y convertirme en condones”. Toda una proclamación de principios que señala la línea ideológica de un intérprete que, cómo no, terminó por fundar su propio sello independiente.
Algo más que un cantautor folk
Pasan los años y la carrera en solitario de Ruarri Joseph se cementa con trabajos que, en general, contentan a la crítica y le hacen ganar una sólida imagen de músico fiable con una discreta pero bien cohesionada camarilla de fieles seguidores. Poco a poco se ve encumbrado como una incipiente promesa del nuevo panorama folk inglés. El problema es que él nunca tuvo la intención de ser un cantante folk, pero de algún modo (según él mismo, tal vez fuese por llevar barba y actuar en solitario) acabó entrando dentro de la espiral escénica de este género. Lo cierto es que escuchando sus discos queda claro que su música tiene demasiadas aristas como para encajonarla en un estilo tan concreto. Pero si atendemos a grabaciones en directo como el altamente recomendable Live – Autumm 2013, podemos entender más fácilmente las razones de su adhesión a la etiqueta del indie-folk.
Y fue tras la publicación de Brother cuando a Ruarri Joseph le pica la necesidad de hacer algo nuevo y comienza a sacar de las sombras una idea que había comenzado a gestarse tiempo atrás. “Quiero que la gente escuche mis historias desde una perspectiva diferente. Después de tres años de mantener a William en la oscuridad, voy a cambiar las cosas. Ruarri puede salir del radar, ahora es el turno de William”. Con estas palabras, el músico justificaba su intención de dar un volantazo a su carrera para explorar nuevas vías de expresión que lo conectasen con la hoja de ruta que le hubiese gustado seguir a su versión adolescente.
William the Conqueror ve la luz
William the Conqueror nace en Cornualles, donde Ruarri Joseph había establecido su residencia años atrás. El grupo se completa con dos de sus colaboradores habituales: el batería Harry Harding y la bajista Naomi Holmes. El cambio de dirección en lo musical queda patente desde el primer momento, pero las letras mantienen su peso en la composición de las nuevas canciones. Con William the Conqueror, Ruarri Joseph continúa desempolvando sus propias vivencias, hablando sobre la experiencia y tratando temas cotidianos desde una óptica en ocasiones reflexiva e irónica, con cierto sentido del humor que ayuda a hacer que el contenido no resulte pesado ni pedante. El fondo es el mismo pero la sonoridad se hace más rica y profunda. Ya no estamos ante el trabajo de un cantautor, esto es algo más grande y complejo.
El primer disco del grupo ve la luz en 2017 bajo el título Proud disturber of the peace. La grabación es rudimentaria y precaria, aunque el resultado es notablemente bueno. Desde entonces, William the Conqueror han publicado dos álbumes más; Bleeding on the soundtrack, en 2019, y Maverick thinker en 2021. Para grabar este último, el trío voló hasta Los Ángeles con el objetivo de mojar su música en los sonidos propios de la costa oeste y, ya de paso, evidenciar que las cosas marchaban bien para un grupo que podía permitirse dar el salto transoceánico.
Las claves de un grupo con mucho que decir
Siguiendo los dictados de esa obsesión generalizada por encuadrar a todo grupo dentro de los parámetros de un estilo concreto, suele encajonarse a William the Conqueror dentro del blues. Quizás un blues no canónico, uno con desvíos que conducen hacia diferentes destinos, pero blues al fin y al cabo. Y es posible que la cosa no ande muy desencaminada, pero el conjunto se desarrolla siempre bajo un sonido muy personal que lo mismo te lleva al clasicismo de los setenta que se arranca con melodías propias del indie-rock contemporáneo. Sea como sea, su propuesta se aleja de los estándares de cualquier género, pero al mismo tiempo consigue sonar familiar tejiendo puentes que comunican con soltura la tradición y la modernidad.
Cada uno de sus discos cuenta con pequeñas variaciones estilísticas respecto al resto. Proud disturber of the peace es el intento original de Ruarri Joseph por sonar diferente, por sacudirse el sambenito de cantautor folk. El siguiente trabajo, Bleeding on the soundtrack, resulta más maduro y oscuro; tal vez con menos referencias al clasicismo y con el punto de mira orientado hacia una discreta experimentación. Maverick thinker, sin embargo, vuelve la vista a la tradición norteamericana y por él transitan melodías propias del blues más pantanoso que se entretejen entre resquicios de country, de rock & roll y de otros sonidos propios de esos rincones del mundo. Este es sin duda su disco más completo y maduro hasta la fecha.
Como ya ha quedado claro, el trío se desenvuelve con soltura en los sonidos indie. No hay más que escuchar Tend to the thorns, Path of the crow o Looking for the cure para darse cuenta de esto. Sin embargo, la esencia del Ruarri más tradicional tiene un gran peso en la composición y los temas más melódicos y sosegados alcanzan en muchas ocasiones niveles de preciosismo que rozan el sobresaliente. En este sentido, cada uno de los tres discos contiene sus pequeñas joyas baladísticas: Pedestials en el primero, The burden en el siguiente y Quiet life o Maverick thinker en el tercero son algunos buenos ejemplos del lado más emotivo del grupo.
La última novedad llega en 2022 bajo la forma de reedición de su primer trabajo. Parece ser que Ruarri Joseph no quedó del todo contento con el resultado de un disco que había gestado en su propio garaje y decidió insuflarle un renovador soplo de vida con motivo de su quinto aniversario. Para ello se encargó una nueva portada al estudio Headjam y las canciones fueron remezcladas en busca de una sonoridad diferente, más limpia y con otros matices.
Como colofón, solo puedo esperar que William the Conqueror sea uno de esos grupos a los que les queda mucho camino por recorrer. A comienzos de 2020 tuve la oportunidad de verlos en directo, a poco más de un metro de distancia mientras actuaban sobre un modesto escenario escasamente elevado del suelo. La siguiente vez, si la hay, supongo que será diferente; es posible que incluso tenga que pagar una entrada. Es lo lógico para una formación en clara progresión ascendente de la que ahora toca esperar un siguiente movimiento con la esperanza de que esté, al menos, a la misma altura que sus predecesores.
Nota: a fecha de publicación de este artículo, William the Conqueror han anunciado la materialización de un inminente nuevo disco del que, por el momento, se han presentado dos adelantos que llevan por nombre Somebody else y The puppet and the puppeteer.
Imagen en directo: Mike Watts.
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