JOE STRUMMER & THE MESCALEROS. LA VIDA TRAS THE CLASH

Cualquier espectador superficial podría decir que el periodo de tiempo comprendido entre 1986 y 1999 fue de una notable inactividad. Sin embargo, Joe no estuvo precisamente de brazos cruzados tras la disolución de su banda. Lo que pasa, eso sí, es que su figura ocupó planos un tanto más discretos a lo acostumbrado. Estadios de mayor reserva que le permitieron explorar ampliamente todas las inquietudes culturales que bullían en su cabeza para, finalmente, acabar por reventar en ese ejercicio de creatividad desbocada, tan rico y tan fresco, que se presentó bajo el nombre de Joe Strummer & The Mescaleros.

La historia de The Clash comenzó a terminar con la expulsión de Mick Jones y Topper Headon. El grupo publicaría un disco más, Cut the crap, pero este ya sonaba a epitafio y así quedó claro poco tiempo después, en 1986. Ya libre de las ataduras que pudieran amarrarle, Joe Strummer dedicó los siguientes trece años a hacer básicamente lo que le vino en gana. Grabó canciones para las bandas sonoras de películas como Sid & Nancy, Walker o Grosse point blank; actuó en otras tantos proyectos cinematográficos y produjo un disco de The Pogues justo antes de remplazar a Shane MacGowan al frente de la banda durante la gira del mismo. Además, colaboró con Mick Jones en su proyecto Big Audio Dynamite y tocó el piano junto a The Levellers. Tuvo tiempo incluso de fracasar con una nueva formación llamada Latino Rockabilly War o de querellarse con Sony BMG para que la compañía le permitiese publicar material en solitario con otras discográficas. Compuso cosas, exploró nuevos sonidos, remezcló clásicos de The Clash, fue locutor de radio, viajó y participó en numerosas aventuras musicales.

La cabeza llena de ideas

Y de esta manera llegó a 1999 con la nevera repleta de provisiones, de ideas e ingredientes que necesitaban una banda que les diese forma. Así nace Joe Strummer & The Mescaleros, donde militaron un conjunto de músicos, muchos de ellos multi-instrumentistas, que aportaban los suficientes rangos sonoros como para que la nueva formación pudiese llevar el punk y el rock al terreno de la electrónica, el reggae, el dub, el country o la cumbia, por mencionar solo algunos estilos.

Porque esta nueva banda fue el recipiente donde Joe Strummer pudo batir todo lo que había absorbido desde la disolución de The Clash o, más bien, durante toda su carrera musical. Los discos de su anterior grupo ya destacaban por la heterogeneidad de sus composiciones (basta repasar Sandinista), pero fue junto a The Mescaleros donde todo este cúmulo de influjos se mostró a pecho descubierto. El grupo se presentó en sociedad el 5 de junio de 1999 en Sheffield. Poco tiempo después comenzaría una gira por Europa y Estados Unidos donde se tocaban temas propios, algunas versiones de The Clash y otros clásicos como el Blitzkrieg Bop de Ramones.

Fue durante esta gira, o tras ella (da lo mismo), cuando Joe Strummer & The Mescaleros firman con Hellcat Records, la compañía fundada en 1997 por Tim Armstrong y Brett Gurewitz. Bajo este sello, el grupo editó sus tres discos de estudio: Rock art & the x-ray style (1999), Global a go-go (2001)y Streetcore (2003). El regreso de Joe Strummer al panorama musical fue recibido con deleite por la mayor parte de sus seguidores. Por supuesto, siempre hubo quienes no fueron partidarios del nuevo rumbo y demandaron activamente un sonido más próximo a los primeros The Clash. Pero ya quedaba claro que este no iba a ser el caso, qué se le va a hacer.

Las claves de Joe Strummer & The Mescaleros

Junto a The Mescaleros, Joe Strummer trató siempre de apartar cualquier consideración de gran estrella del rock para acometer procesos de creación basados en un tratamiento horizontal de las cosas. El grupo estaba compuesto por músicos provenientes de diversas disciplinas y esto, a priori, debería aportar riqueza y variedad al conjunto. Así, las canciones partían siempre de un esbozo primordial llevado al estudio y sometido al dictado de todos los componentes, que comenzaban a dibujar sobre él toda clase de líneas de improvisación hasta que el asunto terminaba por llegar a algún puerto, el que fuese. A veces sonaba a rock, otras a reggae, jazz o ritmos suramericanos. También se hizo habitual que la base electrónica trazase patrones un tanto inusitados.

De esta manera, los discos de Joe Strummer & The Mescaleros se presentan como ejercicios musicales disruptivos y heterogéneos a los que, en ocasiones, resulta complicado dar coherencia en su conjunto. Sin embargo, todos los matices que contienen, tanta creatividad disparada al mismo tiempo en tantas direcciones tangenciales, da como resultado tres trabajos altamente recomendables que condensan como nunca se había hecho hasta la fecha todas las inquietudes culturales del Strummer más libre.

El 16 de noviembre de 2002, Joe Strummer & The Mescaleros dan un concierto benéfico por los bomberos de Londres en el que participa Mick Jones. A los pocos días la banda ofrece en Liverpool la que sería su última aparición en directo, pues exactamente un mes después, el 22 de diciembre, Joe Strummer muere víctima de una cardiopatía congénita que le provocó un fulminante ataque al corazón.

Sin embargo, y contra todo pronóstico, su fallecimiento no supuso el fin de esta aventura. La razón fue que el fatal episodio coincidió con el grupo yendo y viniendo del estudio, dando las últimas pinceladas a lo que sería su próximo disco. Por supuesto, la repentina falta de su cabeza más visible sumiría a The Mescaleros en el desconcierto, pero tras los duros e inevitables procesos de duelo se decide que ese último trabajo debía concluirse; que era preferible publicarlo bajo la forma de obra póstuma inmediata que guardarlo en un cajón en espera de que fuese recuperado años después, fuera de toda lógica y como parte de alguna absurda estrategia de márquetin sensiblero. Por suerte, la mayoría de canciones ya estaban prácticamente concluidas y solamente Midnight jam tuvo que ser remedada con voces sampleadas.

Remate: la conexión Strummer – Cash

Poco tiempo atrás, Joe Strummer había recibido una llamada telefónica desde el otro lado del Atlántico. Se trataba del mismísimo Rick Rubin interesándose en la predisposición del músico para trabajar en esos American Recordings que habían devuelto a Johnny Cash la categoría de ídolo de la coetaneidad. Joe voló hasta California y ahí registró junto a la antigua estrella country una versión de Redemption song, de Bob Marley. Esta canción fue utilizada por Rubin. Sin embargo, existía otra grabación sin la voz de Cash que The Mescaleros rescataron para incluir en Streetcore.

El vínculo con Cash no terminó ahí. Tal vez aprovechando su visita a Estados Unidos, Strummer compuso una canción de claros aires country con la intención de regalarla al músico americano y que este, por lo que fuese, no llegó a utilizar nunca. Se trata de Long Shadow y, evidentemente, también puede encontrarse en este último trabajo de Joe Strummer & The Mescaleros.

Así, Streetcore cerró de manera mucho más que digna la corta carrera de un grupo que a saber qué cotas de creatividad hubiese sido capaz de alcanzar si el destino en forma de paro cardiaco no se hubiese cruzado en su camino. Sea como sea, Joe Strummer fue capaz de concebir tres discos diferentes, atractivos, complejos y atrevidos que supusieron, al mismo tiempo, el mejor colofón a la carrera de uno de los creadores más inquietos que parió la música popular de las últimas décadas del siglo XX.