GARY US BONDS Y EL EFECTO SPRINGSTEEN

GARY US BONDS Y EL EFECTO SPRINGSTEEN

Gary Levone Anderson había conocido mejores tiempos. A su modesta manera fue uno de los grandes. Bien es cierto que su foto no solía distinguirse entre las que decoraban las carpetas o los dormitorios de miles de colegialas, pero tuvo sus años buenos, eso es innegable. Si evocaba tiempos pasados, tan solo un par de décadas atrás, podía descubrirse a sí mismo dando sus primeros pasos en las calles y las iglesias de su Jacksonville natal. Entonces no era más que un joven relleno de alborozo que formaba parte de un modesto grupillo que se hacía llamar Turks. Ahí se daba rienda suelta a unas pulsiones escénicas dominadas por el soul, el rock & roll o el rhythm & blues, sonidos que en aquella lejana década de los cincuenta marcaban la cresta de la ola musical. Un poco más adelante, ya alejado de esa banda y durante sus primeros pasos en solitario, decidió adoptar un nombre artístico que llamase la atención de los dj a los que hacía llegar sus canciones. No se le ocurrió mejor idea que hacer alusión en él a los bonos del tesoro norteamericanos, esa deuda pública con la que el gobierno financiaba algunos de sus grandes despilfarros. De esta manera, las radios del estado de Florida recibían las grabaciones de Gary acompañadas por el mensaje “Buy US Bonds”, que era la mejor manera de anunciar su nueva personalidad, la del joven cantante Gary Us Bonds. Pero eso, como decíamos, fue en otra época muy diferente a la que nos ocupa ahora mismo. Por cierto, estamos a finales de los años setenta del siglo XX.

Un pasado dorado, un presente difícil

La vida de Gary ha dado algún que otro vuelco entre aquellos tiempos y 1979. Ahora sobrevive actuando para nostálgicos en pequeños garitos donde los gustos musicales no han sido todavía actualizados. Resulta que años atrás fue devorado poco a poco por las modas que venían del otro lado del océano, por los sonidos salvajes de esa Gran Bretaña en la él mismo había dado una serie de conciertos en 1962, cuando su nombre era sobradamente reconocido en varios países del globo. Su primer gran éxito fue New Orleans, pero en 1961 su Quarter to three había vendido tantas copias, más de un millón, que Gary Us Bonds pasó a ser reconocido automáticamente como una de las mayores promesas del soul y el rhythm & blues del momento. Todo un fenómeno con un disco de oro bajo el brazo.

Gary US Bonds, Quarter to three

Luego llegaron otros éxitos como School is out, Twist twist señora, o Dear lady twist. Sin embargo, su alegre bailoteo no pudo resistir la arremetida del nuevo rock & roll; de esos Beatles, de aquellos Rolling Stones o de estos Who. Y ahora, a finales de los setenta, Gary Us Bonds era otra antigua estrella olvidada que dejaba moler sus huesos sobre escenarios de clase turista. Los tiempos habían cambiado y con ellos se había proclamado un nuevo sonido más duro y contundente. Ahora los ídolos eran otros y mucha de la música que copaba las listas sonaba más seria y comprometida, con un fuerte componente social e incluso político. Una nueva era en la que Gary US Bonds parecía no tener cabida.

A one, a two, a one, two, three, four

Lo que Gary no sabía es que una de estas nuevas estrellas, Bruce Springsteen, solía incluir Quarter to three en sus directos. El de Nueva Jersey era todo un fanático de la música de raíz soul y los discos de Gary US Bonds figuraban entre los fetiches de sus décadas soñadas. Bajo el amparo a pleno pulmón de la E Street Band, Quarter to three sonaba como una auténtica apisonadora que llamaba a mover las caderas sin solución durante los tramos finales de los maratonianos espectáculos en vivo de Springsteen. Y todo esto, parece ser, sucedía mientras el bueno de Gary miraba en dirección radicalmente opuesta. Vamos, que según se dice permaneció totalmente al margen de esta realidad hasta que se topó con la oportunidad de compartir escenario con Springsteen e interpretar su gran éxito frente a un público que, sorpresa, conocía al dedillo la canción.

Una idea brillante

Este es el instante en que asistimos a la forja de una sólida amistad entre una estrella del rock en boga y su ídolo del pasado. Los encuentros se suceden entre cervezas, música, halagos, recuerdos e intercambios de opiniones sobre tiempos pretéritos y el presente. Pero en un momento dado, Springsteen decide aprovechar su fama para hacer algo por este otro gran músico en horas bajas. “Podría producirle un disco”, imaginamos que pensó. Pero su plan no solo incluía hacerse cargo de la parte técnica de un nuevo trabajo, no; también se barajaba la posibilidad de involucrarse en él lo máximo posible para hacer que este nuevo álbum de Gary US Bonds fuese al mismo tiempo el detonante de su regreso triunfal. Así que tenemos varios ingredientes: una antigua estrella de capa caída, una de las mayores figuras del panorama rock internacional, una banda de músicos de primer nivel y un puñado de buenas intenciones. Finalmente, el resultado vio la luz en 1981 y llevó por nombre Dedication.

Gary US Bonds ataca de nuevo

Como si de un guion finamente trazado se tratase, Dedication funcionó a las mil maravillas y devolvió a Gary US Bonds buena parte de la fama que había ostentado en otros tiempos. El disco está producido por Bruce Springsteen junto a Steve Van Zandt, que se esconde bajo su habitual identidad no tan secreta: Miami Steve. A su lado figura un conjunto de músicos entre los que destacan los miembros de la E Street Band, aunque esta no aparezca acreditada como tal. Además, el propio Springsteen compone tres de las canciones y Van Zandt es autor de otra. También se incluyen versiones de The Beatles (It’s only love), de Jackson Brown (The pretender) y de Bob Dylan (From a Buick 6). Las estrellas del soul Chuck Jackson y Ben E. King intervienen en la parte vocal de Your love. Y todo esto, para finalizar, comienza con un canto de la tradición cajún americana que Bruce había tratado de incorporar infructuosamente a alguna de sus propias obras; hablamos de Jolé Blon. Y entonces, se dirán algunos, ¿qué papel juega en todo esto Gary US Bonds? Pues, básicamente, encabezar el conjunto e interpretar de manera excepcional todas y cada una de las canciones. Para algo el álbum es suyo, aunque no lo parezca. Porque a nadie debería sorprender que absolutamente todos los surcos estén impregnados de sonido springsteeniano, pero no hay que olvidar que en la portada figura el nombre de Gary US Bonds.

Gary US Bonds y Bruce Springsteen

Alcanzado este punto de la historia conviene subrayar un dato clave, la trascendencia del hecho de que alguien en la cima de su carrera compositiva se involucrarse de manera tan personal en un proyecto musical destinado a reflotar desde el olvido a una gloria del pasado por medio de sonidos que hacía tiempo que habían dejado de estar de moda. Sin embargo, esta relevancia abarca niveles de mayor profundidad si tenemos en cuenta que, no contento con el éxito obtenido con Dedication, Springsteen decide continuar abriendo camino a través de la misma jungla y embarrarse en la realización de un segundo álbum para Gary US Bonds.

Y es así como en 1982 ve la luz On the line, un disco en el que se dobla la apuesta inicial mediante una implicación todavía mayor por parte de Bruce Springsteen. Aquí, los preceptos son los mismos que en Dedication, pero el sonido E Street Band es todavía más evidente, como si tomases The river como referencia y le arrancases algunas canciones para aprovechar solamente las secciones más festivas; esas que hablan de bailar con tu chica o sobre la ilusión por la llegada del viernes por la noche. Se trata, pues, de un conjunto divertidoy disfrutable. De los once temas del álbum, siete están firmados por Springsteen. Y sin ser estos los cortes que reflejen su mayor capacidad compositiva, funcionan como un reloj suizo tanto en el contexto de On the line como en la garganta de Gary US Bonds. El plantel de músicos es igualmente variado, sin embargo, si atendemos a los créditos encontramos nombres fácilmente reconocibles como Garry Tallent, Max Weinberg, Miami Steve, Roy Bittan, Danny Federici o Clarence Clemons. Vamos, Gary US Bonds & The E Street Band.

¿Qué fue de Gary US Bonds? 

En conjunto, la dupla DedicationOn the line supone una deliciosa rareza musical de comienzos de la década de los ochenta. Son dos discos de espíritu eminentemente festivo que cumplen a la perfección con sus objetivos, tanto el de entretener al oyente como el de insuflar sangre fresca en la carrera de un Gary US Bonds que no desaprovecha la oportunidad de ofrecer una interpretación a la altura de las circunstancias. Mientras tanto, Bruce Springsteen tuvo el placer de instigar una cierta revitalización de los sonidos soul y rhythm & blues, aunque batiendo ambos estilos con la túrmix del rock.

Es fácil imaginar un cuadro en el que la fama regresa a casa de Gary US Bonds como si de un hijo pródigo se tratase; interpretando el papel protagonista de un anuncio de turrones. Y fue así, al menos durante el breve periodo de tiempo que pudo transcurrir hasta que el fulgor de la antigua estrella soul comenzó de nuevo a remitir. El cantante, por otra parte, siempre había coqueteado con la gloria de manera más bien efímera. Pero este nuevo asalto a la palestra le regaló unos pocos años más de notoriedad y arrastro su nombre hacia el punto de mira de varias generaciones que, de otra manera, tal vez nunca hubieran tropezado con su existencia. Tras el episodio Springsteen, Gary US Bonds continuó actuando, grabo algunos pocos álbumes más y gozó de un éxito moderado que le permitió, entre otras muchas cosas, aparecer en la película Blues Brothers 2000 como integrante la banda ficticia The Louisiana Gator Boys y junto a otras grandes figuras como B.B. King, Eric Clapton, Bo Diddley, Dr. John, Steve Winwood o, cómo no, Clarence Clemons.

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