LEE BAINS + THE GLORY FIRES Y SU OLD TIME FOLKS

LEE BAINS + THE GLORY FIRES Y SU OLD TIME FOLKS

Hay veces que las etiquetas resultan desconcertantes. Uno no sabe a qué atenerse cuando se enfrenta a determinados intentos por definir el estilo de un grupo. Porque tenemos esa manía, la de ponerle nombre a todo como si fuésemos celosos bibliotecarios. Y así, no es de extrañar que la primera vez que pinché a Lee Bains + The Glory Fires lo hiciese con precaución, como parapetándome frente a lo que pudiese ocultar ese poco convencional sello: góspel-punk sureño. Pero resulta que la cosa fue bien, muy bien. Pues ahí había punk, esencia del sur y algunas gotas de canto oratorio, pero la hábil comunión de todos esos elementos producía una sensación general de satisfacción qué se desarrollaba más allá de estilos, marcas o definiciones preconcebidas.

Lee Bains, un tipo de Alabama

Lee Bains + The Glory Fires son a veces conocidos como Lee Bains III + The Glory Fires. Y esto es debido al nombre de su fundador, Lee Bains, un tipo de Alabama que también responde a Lee Bains III. Porque antes de él hubo dos más, digo yo. El grupo tiene como base el rock sureño y el punk, pero todo ello trufado con arrebatos de folk, espiritual y otras cosas más o menos propias de su tierra. Con el paso de los años, en sus letras ha ido ganando peso un contenido sociopolítico que se ha convertido en marca de la casa y los ha encumbrado como uno de los grupos más contestatarios del actual panorama musical estadounidense. Sin embargo, este activismo no queda solo en el papel, pues la banda acostumbra a apoyar de manera activa y benéfica causas tan diversas como huelgas mineras, el trabajo de diversos bancos de alimentos o la labor de organizaciones de negros LGBTQ en el sur de Estados Unidos.

Lee Bains

Musicalmente, podríamos decir que todo efecto tiene su causa y que la inclinación de Lee Bains hacia determinados sonidos hay que buscarla en su educación católica y en la temprana participación en coros de iglesia. A los doce años se une a su primera banda, Mind Detergent. Por el camino, estudia literatura en Nueva York y se deja embaucar por las redes del punk y el rock sureño. Después, regresa a su Birmingham natal para formar parte de The Dexateens y armar un conjunto con el que tocar canciones góspel acústicas en refugios para gente sin techo. Este grupo se llamaba Glen Iris Glorifiers, clarísimo germen onomástico de esos Glory Fires que verían la luz en 2011 con el lanzamiento de There is a bomb in Gilead.

La gestación de Old time folks

Dos discos en estudio y otro en directo después, Lee Bains + The Glory Fires trabajan en la concepción de un nuevo álbum. Durante su breve carrera ya se habían forjado cierto nombre en el circuito local de Alabama, pasaron de cuarteto a trío, se dejaron crecer la barba y sobre ellos se publicaron referencias como que eran unos “punks acelerados por los aleluyas más jodidamente calientes del rock sureño”. El caso es que para este nuevo trabajo el grupo buscaba dar un volantazo a su estilo, algo que los sacase del sonido preeminente punk que acostumbraban a profesar pero que, al mismo tiempo, les permitiese mantener su estatus y ese mensaje político que se intensificaba más y más con el paso del tiempo. Para ello contactan con toda una institución del rock sureño independiente como es el productor David Barbe.

En el plano de lo sonoro, la idea fue explorar nuevos sonidos y abrirse a un vasto campo de texturas que dotase a las composiciones de un mayor grado de complejidad. Así el punk y el rock visceral de sus anteriores trabajos pasan a una capa más modesta que permite apreciar con mejor claridad el amplio rango de influencias que se agolpan tras la mente de Lee Bains. El estilo dominante se deconstruye en beneficio de la incorporación de nuevos elementos; de sintetizadores, órganos, pianos y vientos que restan ruido a las canciones mientras suman sutileza e higiene al conjunto. Sin embargo, conviene tener en cuenta que seguimos hablando de un disco de rock, de algo que se arma a partir de una guitarra, un bajo y una batería atronando de manera más o menos acelerada.   

Lee Bains + The Glory Fires, un grupo comprometido

Con Old time folks, Lee Bains + The Glory Fires consiguen depurar su sonido y mantener su espíritu al mismo tiempo que intensifican el discurso político para dar a luz al que probablemente sea su disco más comprometido. Se trata de un compendio de temas que nace con el propósito de otorgar la voz cantante al pueblo, a su capacidad de alzarse y unirse frente a las desigualdades e injusticias de clase. Los temas predominantes son el racismo, el anticapitalismo, el sindicalismo y otros ismos que viajan en la misma maleta ideológica.

Lee Bains + The Glory Fires

Al mismo tiempo, el autor profundiza en la realidad social de su tierra mientras tiende puentes hacia el pasado, con la vista puesta en el legado de varias generaciones que le antecedieron. El espíritu de las letras es activista y, por lo general, llama a la acción por encima de la reflexión. Y todo esto lo hace mediante unos textos trabajados, cuidados y bien estructurados que evidencian el apego que Lee Bains siente por la palabra escrita. En este sentido, no conviene olvidar que el autor ha publicado varias colecciones de poesía en The New Yorker y que su papel discursivo se ha representado en universidades estadounidenses y europeas.

Mucho más que activismo

Lo primero que escuchamos al bajar la aguja es un extracto de un discurso de Angela Davis, paisana de Lee Bains + The Glory Fires y una de las voces más interesantes de la militancia sociopolítica en Estados Unidos. A continuación, se sucede una colección de composiciones dotadas de carácter propio, con una musicalidad rica, colmada de matices, y donde las melodías vocales ofrecen tramos de especial inspiración. Destacan temas como (In rememberance of the) 40-hour week, todo un himno de inspiración sindical, la magnánima The battle of Atlanta, Lizzard people, Outlaws con su refrescante sección de vientos y sus alusiones finales a The Clash, la inspiración puramente sureña de Redneck o ese casi cierre en crescendo espiritual que es God’s a-working, man.

En general, Old time folks es un disco de los que se disfrutan desde el primer acorde hasta el cierre; ya sea por su contenido lírico, por lo bien que suena o por la experiencia resultante de batir juntos ambos alicientes. Sin duda, se trata de una de las novedades más atractivas que trajo consigo el año 2022.

Coda: tras un reciente concierto del grupo, tuve la oportunidad de cruzar unas palabras con Lee Bains. Me pareció una persona honesta, de trato cercano y agradecida. Antes de marcharse a hacer sus cosas, me sorprendió con un fugaz abrazo, afable y sudoroso, que podría considerarse una buena metáfora de su música: sincera, comprometida, directa y empapada por el resultado de un trabajo constante y bien ejecutado.

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